“La música ha sido una vitamina para ellos. Les da motivación, los mantiene enfocados y alejados de malas influencias. Verlos tan comprometidos me inspiró a hacer lo mismo.”

Con tu apoyo, podemos seguir transformando vidas.
Ana Vicente es madre de dos niños que, desde hace dos años, forman parte del proyecto UREMU. Conoció la iniciativa a través de los maestros de Zulu Warriors, quienes comparten información con las familias de la comunidad. Desde entonces, su hogar en Chamelecón Norte, una zona de riesgo para niños, niñas y adolescentes, se ha llenado de música, energía y nuevos sueños.
Sus hijos comenzaron con clases de flauta y coro, y poco a poco desarrollaron amor por los instrumentos. Su hija, que empezó con flauta, ahora toca violín y su hijo canta en el coro. Ana ha visto cómo la música los ha ayudado a ser más disciplinados, responsables y perseverantes.
Animada por sus hijos, Ana decidió unirse al programa y cumplir su sueño de aprender a tocar guitarra. Hoy, no solo los apoya desde casa, sino que también forma parte activa del proceso musical. En su hogar, las noches ahora están llenas de práctica, risas y momentos compartidos. Han dejado a un lado las pantallas para enfocarse en algo que los une más como familia.
Incluso han creado nuevas tradiciones: en los cumpleaños, en vez de reproducir una canción, la tocan en vivo, cada uno aportando desde su instrumento. “Es una manera diferente de celebrar, con más sentido, más cariño. UREMU nos ha dado eso: unión y propósito.”



Para Ana, UREMU no es solo un proyecto musical. Es una herramienta de transformación social, emocional y familiar. “Es un proyecto de amor, sin fines de lucro, con maestros entregados que están formando parte del futuro de los niños.”
Su mensaje para otras madres es claro: que se sumen, que apoyen a sus hijos a seguir sus sueños, que les hagan sentir que no hay fronteras para alcanzar lo que anhelan y que podrán ser músicos representando Honduras. Ana sueña con ver a sus hijos convertirse en músicos que aporten al país. “No hay límites cuando se trata de darles un buen futuro.”
Con historias como la de Ana, UREMU reafirma su compromiso: llevar música, alegría y oportunidades a más hogares que lo necesitan.
Ana Enamorado Flores: UREMU, una familia que transforma vidas a través de la música
Gracias a la música, Ana Enamorado Flores está cumpliendo uno de sus más grandes sueños: estudiar una carrera universitaria que le apasiona. Hoy cursa el segundo año de Comunicación Audiovisual y Publicitaria en UNITEC, beneficiada con una beca de coro y orquesta, que cubre el 100% de sus costos universitarios, la cual obtuvo gracias a los casi nueve años que formó parte de UREMU, un proyecto que describe con tres palabras que marcaron su vida: amor, familia y disciplina.

"UREMU no solo enseña música, también te inculca valores"
Ana conoció UREMU cuando tenía 10 años, a través de una convocatoria de audiciones que llegó a su escuela. Entusiasmada, le pidió a su mamá que la llevara. En esa primera experiencia, la profesora Marcela le asignó la viola, un instrumento que no conocía, pero que con el tiempo se convirtió en su gran compañero musical. Hoy lo defiende con orgullo: “Es un instrumento increíble”.
Durante su paso por UREMU, Ana no solo aprendió música. Para ella, el proyecto fue una segunda familia. Crecer en ese entorno fue una experiencia emocionalmente transformadora, que le dio herramientas fundamentales para su vida personal y académica. Antes de llegar a UREMU, Ana se consideraba muy tímida y le costaba socializar. Hoy, gracias al ambiente de comunidad que vivió, se siente más segura de sí misma y ha aprendido a construir amistades duraderas.



Aplicó a la beca de coro y orquesta como una forma de continuar su trayectoria musical y utilizar todo lo aprendido en UREMU. Para ella, estos ensayos universitarios no son una obligación, sino una fuente de alegría y equilibrio en su día a día.
“Los maestros de UREMU siempre nos exigían ensayo, estudio y perseverancia. Esa disciplina me acompaña ahora en la universidad y es parte esencial de mis hábitos”, comenta. Ana recuerda con cariño aquellas tardes de ensayo de 2:00 p.m. a 5:00 p.m., donde más que una rutina, encontraba un espacio seguro, alegre y lleno de propósito.
Al preguntarle cómo describiría a UREMU, responde sin dudar: amor, familia y disciplina. “Siento que se complementan. UREMU nos hace sentir en casa, nos enseña con cariño y nos impulsa a ser mejores personas cada día”, dice con convicción.
Su mensaje para quienes estén considerando unirse al proyecto es claro: "Aprovechen esta oportunidad. UREMU abre puertas, te apoya en todo momento y te prepara para el futuro. Gracias a este bello proyecto, hoy estudio una carrera que me apasiona. Todo lo que estoy logrando es fruto de las semillas que sembraron en mí durante más de ocho años. Solo tengo palabras de agradecimiento”.
Historias como la de Ana demuestran el poder transformador de la música cuando se convierte en parte de la formación de niñas, niños y jóvenes. Invertir en su desarrollo artístico no solo despierta su creatividad, también fortalece su autoestima, disciplina y habilidades sociales. Proyectos como UREMU abren puertas que van más allá del arte: generan oportunidades reales para construir un futuro con más herramientas, más confianza y más posibilidades. Apoyar la educación musical es creer en el potencial de las nuevas generaciones y brindarles un camino lleno de esperanza y crecimiento.